viernes, 5 de octubre de 2012

Enseñar aprendiendo

No me puedo resistir a escribir sobre la docencia en el Día Mundial del Docente. La verdad, esto de los días mundiales, tiene su guasa... Que si el de los niños, el de los ancianos, el de la mujer, el inmigrante, los gladiolos, las orcas, el libro o el baile de salón... ¿Y el resto de los días del año? Pues a los niños, los ancianos, la mujer y el inmigrante, que les den las gracias por su colaboración y que los que sufren lo hagan en silencio; a los gladiolos y las orcas que los expongan en jardines y zoológicos; y el libro y el baile de salón que no molesten...

Lo que pasa es que aprovechamos que el Pisuerga pasa por Soria (juro que lo he oído en un programa de televisión), digo Valladolid, y le dedicamos un ratillo a la reflexión sobre la materia del día mundial en cuestión. Y me viene de perlas lo del día del profe, ¡¡pues vaya que sí!!

Los que me conocéis un poco, sabéis que tardé quince años en darme cuenta que la toga que tanto había deseado llevar no era de mi talla y, casi sin darme cuenta, la docencia se convirtió en mi puerta de entrada al mercado laboral. Soy uno de esos casos en los que algo inesperado (y muy traumático al principio), esa puerta que se cierra, me abrió una ventana fantástica.

Han sido casi cinco años dedicado full time a enseñar y que ahora están en paréntesis temporal que espero aprovechar para dedicarme full time a aprender. En años, han sido la tercera parte de los dedicados a la Abogacía, pero han sido capaces de borrar toda la bilis acumulada en los pasillos judiciales y devolverme las ganas de confiar en los demás.

La verdad, mis jefes nunca han sabido lo que he disfrutado en las clases, lo que enriquece como persona enseñar lo poco que uno sabe y absorber como una esponja lo que los alumnos te enseñan. Además, he tenido la suerte de tener pupilos y pupilas (hay que cumplir las leyes de igualdad) de todas las edades: desde los que podían ser mis hijos e hijas hasta, lo prometo, unos pocos que tenían más años que yo. La pluralidad de puntos de vista, de enfoques de vida, las lecciones de esfuerzo y ganas de aprender, el despliegue de talento que he podido disfrutar, ¡¡todo eso es impagable!!

Por todo esto me alegro que hoy sea el Día Mundial.Con la que está cayendo. Me viene a la mente aquella frase famosa que decía que en una guerra, la primera víctima es la verdad y, parafraseándola, diría que en una crisis, la primera víctima es la enseñanza. ¡¡Pobre un país que tiene en su refranero aquello de pasas más hambre que un maestro de escuela!! Cuando se lo dices a un extranjero, simplemente no lo entiende, no hay equivalente a este dicho en otras lenguas...

Desde hace años me he convencido que el deterioro general de la enseñanza reglada a todos los niveles, es parte del desdén que la clase política siente hacia la ciudadanía y parte de una estrategia para "analfabetizar" las conciencias. Un pueblo inculto, poco formado e ignorante, es un pueblo conformista y acomodaticio que piensa que todo lo malo que pasa no tiene remedio. Sí, eso de ¡qué se le va hacer, los españoles somo así! Os recomiendo encarecidamente la lectura de la entrada "El triunfo de los mediocres" en http://davidjimenezblog.com.

Termino ya. Vaya mi homenaje para todos los profesores que compartieron su tiempo y sus saberes conmigo, hasta para aquellos que me enseñaron precisamente cómo no quería yo enseñar. Vaya mi homenaje para todos los que abren su jornada de trabajo con un decíamos ayer... (frase que dijo o no dijo Fray Luis de León al volver varios años después a su cátedra en Salamanca) ante un auditorio más o menos expectante.

Y, como siempre, besos para ellas y abrazos para ellos.

1 comentario:

  1. Como mi prima Fina ha tenido problemas con la publicación de un comentario, lo hago yo en su lugar, porque es muy atinado:

    Hola Ricardo, a mi hijo siempre le motivé a estudiar haciéndole entender que la sabiduría y los conocimientos que fuera adquiriendo jamás se los quitaría nadie. Era lo único que se llevaría el día de mañana. Los que me conocen saben perfectamente que no quería que mi hijo estudiara con un solo fin material, aunque evidentemente eso ayuda, si no que me daba igual, y así se lo enseńe. Siempre decia a todos y sigo diciendo, que me daba igual que fuera un reponedor de estanterías de cualquier supermercado, pero eso si, con cultura. Por suerte acabo de estudiar y consiguió tener dos carreras y hacer un Master y, también por suerte trabaja, pero no en un supermercado, por ahora. Creo que lo entendió. De todas formas habría que preguntarle a el.

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